por _Sira_ » Vie 16 Mar 2007 7:13 pm
¿En serio me echas de menos?.
Me daba vergüenza tanta gente opinando sobre mí, "una chica supernormal" (eso dijo de mi un compañero secretario de unos 40 y pocos años de edad muy requetebién llevados en una clase en el cej, de técnicas de organización: teníamos que hablar por dúos y luego describirnos en público). Me encantó que me definiera así. Porque es la verdad. La jueza sustituta me dijo una vez eso, que yo es que era muy normal, pero que "ser normal no era por desgracia lo más frecuente". Jopé, cuánta razón tenía. En otra ocasión que me vio costernada por un ex-novio me dijo : "¿tú quieres que yo te diga para qué sirve un hombre? ¡Para lavarle los calzoncillos!" Quería que reaccionara, y lo logró.
Una es muy analítica, muy pensativa. Filosófica. Y auto-crítica. Quienes más se acercaron a mi persona real, que no virtual, fueron invitada y gestor en promoción. Pero invitada no sé qué le pasaba que se irritaba mucho con mis mensajes, cosa a la que no encuentro explicación (por más vueltas que le he dado). No soy "boba" como presume cov, ni tampoco de cristal. Se pasó tres pueblos. Es que lo que me pasa a mí y a mucha gente, estoy segura, es que Internet desinhibe, como el alcohol. En la realidad soy más cerebral, bastante más reservada (que no tímida, porque sí es cierto que soy sociable) e incomparablemente mucho más seria. Y no voy haciendo enemigos. Tendré algunos, pero pocos. De hecho cuando tuve la situación de conflicto con un juez hombre, hubo un secretario de mi promoción que entendió que lo difícil era llevarse mal conmigo.
Hace no mucho tiempo tuve un problemón surrealista en el trabajo. Y no me quedó de otra que echar ovarios (una, que nunca alza la voz, y que cuando se enfada se va al despacho hasta que se le pasa...). Una misma agarró el teléfono en plan duro y tras haber dado previamente con el responsable, le requerí o le invité, me da igual, a que se personara cuanto antes a dar cuenta... Y a más tardar a primera hora... Y me hizo caso. Era un alto cargo (no diré más), y vino a mi despacho. Y tenía ya muy bien estructurado lo que le iba a decir y acto seguido le dije que alegara eso que me estaba contestando mismo por escrito. Me dijo que no. Y le espeté: "allá usted, porque está clarísimo que vd es la última persona que tuvo conocimiento. Si no quiere alegar nada en su defensa, allá vd. Buenos días". Y me puse de pie, despidiéndole. Cuando ya se fue (al final declaró), empecé a ver un punto negro en el espacio. Me mareé. Hipotensión (todo un seguro de vida, dicen...). No llegué a desmayarme. Aguanté. Es que estaba ya agotada del asunto. Luego para entrar en foros como éste y leer que el secretario no hace nada... Vamos hombre...
Total, que fuerte es quien cae y levanta. Otra cosa es "suerte" (no caerse nunca) o Dios (no errar nunca).
El administrador no actuó. Con lo fácil que es para él darle al aspa roja: eliminar mensaje. Y los insultos estaban ahí, en el café. Vaya tela. Y justo cuando le contesté con la frialdad de que a duras penas fui capaz, nos manda a los dos al foro de la estupidez... ¿A mí por qué? ¿Eh? ¿Cómo era? Que a mí "aquello se me hacía pepsi-cola, o coca-cola...", entre otras barbaridades. Como que eché de menos al funcionario de nick Alicante y todo... Un ángel, en comparación... Yo me entiendo.
Pero bueno, que no hay que demostrar nada, ni justificar nada. Que es verdad que a veces he sido más cómica de la cuenta y otras más irónica de lo aconsejable. Pero como decía Cándido, que de cándido sólo tiene el nombre, en la Red las cosas se desquician.
Un momento: estoy en contra "del libertinaje de expresión". Que quede claro.
Algunos mensajes destilaban cierto odio o cuando menos feroz antipatía hacia mi (último caso el de cov). Otros eran positivos y todo.
No quería ser protagonista ni llamar la atención. Tan sólo expresarme. ¿Por qué será tan difícil de entender?
Estoy optimista con las circunstancias, pero con las personas cada vez estoy más pesimista.
"Doctor, doctor, voy por la calle y tengo miedo" "¿Por qué?" "Porque veo vivos, en la acera, en la carretera, veo vivos doctor, y cada vez tengo más miedo, porque es que los vivos doctor, están por todas partes..." (Sketch de cruz y raya parodiando "el sexto sentido"). Genial. Jeje... Me río, por no llorar...
PD: Los que me ven orgullosa aciertan. Porque lo último que se debe perder en mi honesta opinión es la dignidad. Y los compañeros míos que vienen aquí a escribir cuando tienen un mal día, y dan esa imagen distorsionada de la profesión les invito humildemente (sólo soy una free-lance...) a que recapaciten en las consecuencias de sus expresiones. Hemos pasado, robándole la frase al mismo Antonio Dorado Picón, tres años no muy buenos , lo sabemos, lo saben todos.
Pero uno es lo que cree ser. Los primeros que nos tenemos que creer las cosas somos nosotros. Porque no vamos a tener la suerte que tuvo la mujer fea que en un cuento de hadas se casó con un hombre bueno, y le dijo todos los días que era guapa hasta que se lo creyó y empezó a actuar en consonancia (empezó a arreglarse y a ser guapa de verdad). A nosotros nadie nos va a llamar autoridades, ni señorías, ni nos van a "mimar" nada. Por eso, nuestro grado de autoconfianza profesional opino que debe subir mucho, hasta rozar "lo desafiante". Especialmente cuando toquen tiempos difíciles.
Ahora parece que están los vientos más favorables para navegar. Parece que hay voluntad de impulsar la oficina judicial y de acometer las reformas procesales.
Lo que sí está en nuestra mano es trabajar y poner nuestra fe en nosotros mismos (que es lo que creo que hay que hacer, porque con fe tal vez no consigamos nada, pero sin ella seguro que no iremos a ninguna parte)
Estoy en contra, con todos mis respetos, de esa práctica de ciertos secretarios de delegar la redacción del acta del juicio en el tramitador. En mi parecer es mejor que se quede en la oficina sacando papel. Es sólo mi respetuosa opinión al respecto, ojo.
Estoy harta de tanto formalismo, ¡es viernes!. Me voy al café de cabeza.
¿En serio me echas de menos?.
Me daba vergüenza tanta gente opinando sobre mí, "una chica supernormal" (eso dijo de mi un compañero secretario de unos 40 y pocos años de edad muy requetebién llevados en una clase en el cej, de técnicas de organización: teníamos que hablar por dúos y luego describirnos en público). Me encantó que me definiera así. Porque es la verdad. La jueza sustituta me dijo una vez eso, que yo es que era muy normal, pero que "ser normal no era por desgracia lo más frecuente". Jopé, cuánta razón tenía. En otra ocasión que me vio costernada por un ex-novio me dijo : "¿tú quieres que yo te diga para qué sirve un hombre? ¡Para lavarle los calzoncillos!" Quería que reaccionara, y lo logró.
Una es muy analítica, muy pensativa. Filosófica. Y auto-crítica. Quienes más se acercaron a mi persona real, que no virtual, fueron invitada y gestor en promoción. Pero invitada no sé qué le pasaba que se irritaba mucho con mis mensajes, cosa a la que no encuentro explicación (por más vueltas que le he dado). No soy "boba" como presume cov, ni tampoco de cristal. Se pasó tres pueblos. Es que lo que me pasa a mí y a mucha gente, estoy segura, es que Internet desinhibe, como el alcohol. En la realidad soy más cerebral, bastante más reservada (que no tímida, porque sí es cierto que soy sociable) e incomparablemente mucho más seria. Y no voy haciendo enemigos. Tendré algunos, pero pocos. De hecho cuando tuve la situación de conflicto con un juez hombre, hubo un secretario de mi promoción que entendió que lo difícil era llevarse mal conmigo.
Hace no mucho tiempo tuve un problemón surrealista en el trabajo. Y no me quedó de otra que echar ovarios (una, que nunca alza la voz, y que cuando se enfada se va al despacho hasta que se le pasa...). Una misma agarró el teléfono en plan duro y tras haber dado previamente con el responsable, le requerí o le invité, me da igual, a que se personara cuanto antes a dar cuenta... Y a más tardar a primera hora... Y me hizo caso. Era un alto cargo (no diré más), y vino a mi despacho. Y tenía ya muy bien estructurado lo que le iba a decir y acto seguido le dije que alegara eso que me estaba contestando mismo por escrito. Me dijo que no. Y le espeté: "allá usted, porque está clarísimo que vd es la última persona que tuvo conocimiento. Si no quiere alegar nada en su defensa, allá vd. Buenos días". Y me puse de pie, despidiéndole. Cuando ya se fue (al final declaró), empecé a ver un punto negro en el espacio. Me mareé. Hipotensión (todo un seguro de vida, dicen...). No llegué a desmayarme. Aguanté. Es que estaba ya agotada del asunto. Luego para entrar en foros como éste y leer que el secretario no hace nada... Vamos hombre...
Total, que fuerte es quien cae y levanta. Otra cosa es "suerte" (no caerse nunca) o Dios (no errar nunca).
El administrador no actuó. Con lo fácil que es para él darle al aspa roja: eliminar mensaje. Y los insultos estaban ahí, en el café. Vaya tela. Y justo cuando le contesté con la frialdad de que a duras penas fui capaz, nos manda a los dos al foro de la estupidez... ¿A mí por qué? ¿Eh? ¿Cómo era? Que a mí "aquello se me hacía pepsi-cola, o coca-cola...", entre otras barbaridades. Como que eché de menos al funcionario de nick Alicante y todo... Un ángel, en comparación... Yo me entiendo.
Pero bueno, que no hay que demostrar nada, ni justificar nada. Que es verdad que a veces he sido más cómica de la cuenta y otras más irónica de lo aconsejable. Pero como decía Cándido, que de cándido sólo tiene el nombre, en la Red las cosas se desquician.
Un momento: estoy en contra "del libertinaje de expresión". Que quede claro.
Algunos mensajes destilaban cierto odio o cuando menos feroz antipatía hacia mi (último caso el de cov). Otros eran positivos y todo.
No quería ser protagonista ni llamar la atención. Tan sólo expresarme. ¿Por qué será tan difícil de entender?
Estoy optimista con las circunstancias, pero con las personas cada vez estoy más pesimista.
"Doctor, doctor, voy por la calle y tengo miedo" "¿Por qué?" "Porque veo vivos, en la acera, en la carretera, veo vivos doctor, y cada vez tengo más miedo, porque es que los vivos doctor, están por todas partes..." (Sketch de cruz y raya parodiando "el sexto sentido"). Genial. Jeje... Me río, por no llorar...
PD: Los que me ven orgullosa aciertan. Porque lo último que se debe perder en mi honesta opinión es la dignidad. Y los compañeros míos que vienen aquí a escribir cuando tienen un mal día, y dan esa imagen distorsionada de la profesión les invito humildemente (sólo soy una free-lance...) a que recapaciten en las consecuencias de sus expresiones. Hemos pasado, robándole la frase al mismo Antonio Dorado Picón, tres años no muy buenos , lo sabemos, lo saben todos.
Pero uno es lo que cree ser. Los primeros que nos tenemos que creer las cosas somos nosotros. Porque no vamos a tener la suerte que tuvo la mujer fea que en un cuento de hadas se casó con un hombre bueno, y le dijo todos los días que era guapa hasta que se lo creyó y empezó a actuar en consonancia (empezó a arreglarse y a ser guapa de verdad). A nosotros nadie nos va a llamar autoridades, ni señorías, ni nos van a "mimar" nada. Por eso, nuestro grado de autoconfianza profesional opino que debe subir mucho, hasta rozar "lo desafiante". Especialmente cuando toquen tiempos difíciles.
Ahora parece que están los vientos más favorables para navegar. Parece que hay voluntad de impulsar la oficina judicial y de acometer las reformas procesales.
Lo que sí está en nuestra mano es trabajar y poner nuestra fe en nosotros mismos (que es lo que creo que hay que hacer, porque con fe tal vez no consigamos nada, pero sin ella seguro que no iremos a ninguna parte)
Estoy en contra, con todos mis respetos, de esa práctica de ciertos secretarios de delegar la redacción del acta del juicio en el tramitador. En mi parecer es mejor que se quede en la oficina sacando papel. Es sólo mi respetuosa opinión al respecto, ojo.
Estoy harta de tanto formalismo, ¡es viernes!. Me voy al café de cabeza.