Ya lo tengo jeje y en efecto no es el del libro... es el que buscaba.
Muchas gracias.
Como otra mañana cualquiera, sus párpados se alzaron, sus ojos se abrieron. Permaneció un
momento con la mirada perdida en el vacío y la mente todavía embotada por el sueño. Después se
acordó de todo, y su corazón pareció dejar de latir.
Con un gruñido de asombro, se incorporó bruscamente y miró a su alrededor con incredulidad,
mientras una sola palabra repiqueteaba en su cerebro: ¿Dónde estoy?
Alzó los ojos hacia el cielo, pero no había cielo: sólo una gran extensión azul, como si el cielo se
hubiera roto, extendido, comprimido y llenado de gigantescos agujeros, a través de los cuales
penetraba la luz.
Su mirada incrédula y asombrada abarcó lentamente lo que le rodeaba. Parecía encontrarse en
una vasta e interminable caverna. La caverna finalizaba a pocos metros de él y allí empezaba la luz.
Se levantó apresuradamente y descubrió que estaba desnudo. ¿Dónde se hallaba la esponja?
Volvió a levantar los ojos hacia la gran cúpula azul. Se extendía en la lejanía durante centenares
de metros. Era el trozo de esponja que le había servido de abrigo.
Se sentó pesadamente y se examinó con detenimiento. Era el mismo. Se tocó. Sí, el mismo. Pero
¿cuánto había menguado durante la noche?
Recordó que la noche anterior estaba acostado sobre un lecho de hojas, y bajó la mirada. Se
hallaba sentado en una vasta llanura de manchones amarillos y pardos. Grandes caminos salían de
una gigantesca avenida y se perdían en la lejanía.
Estaba sentado encima de las hojas.
Meneó la cabeza con estupefacción. ¿Cómo podía ser menos que nada?
De repente, se le ocurrió una idea. La noche anterior había alzado la mirada hacia el universo
exterior. Así pues, debía haber también un universo interior. Quizá varios.
Volvió a levantarse. ¿Cómo era posible que nunca se le hubiese ocurrido pensar en ello, en los
mundos microscópicos y submicroscópicos? Siempre había sabido que existían. Sin embargo, nunca
estableció la evidente relación. Siempre había pensado en términos del propio mundo del hombre, y
de las propias dimensiones limitadas del hombre. Había hecho suposiciones acerca de la naturaleza.
Porque el milímetro era un concepto humano, no un concepto de la naturaleza. Para el hombre, cero
milímetros significaba «nada». El cero significaba la nada.
Pero para la naturaleza no existía el cero. La existencia se sucedía en interminables círculos. En
aquel momento le pareció muy sencillo. Nunca desaparecería, porque en el universo la no existencia
carecía de sentido.
Al principio se asustó. La idea de atravesar interminablemente los niveles de dimensión uno tras
otro era extraña. Después, pensó que si la naturaleza existía en niveles interminables, lo mismo debía
suceder en el caso de la inteligencia.
Quizá no estuviera solo.
De repente, echó a correr hacia la luz.
Y, cuando llegó, se quedó mirando el nuevo mundo, con sus intensas manchas de vegetación, sus
centelleantes colinas, sus gigantescos árboles, su cielo de cambiantes matices, como si la luz solar se
filtrara a través de distintas capas de cristal pastel.
Era un mundo fantástico.
Había mucho que hacer, y mucho en qué pensar. Su cerebro rebosaba de preguntas, ideas y… sí,
renovada esperanza. Tenía que encontrar comida, agua, ropa, refugio. Y, lo que era más importante,
vida. ¿Quién podía asegurarlo? Era posible, era muy posible que la encontrara allí.
Scott Carey corrió hacia su nuevo mundo, buscando
Lo malo que es pelin largo pero bueno ya veremos y sí, mañana saldre alfiler en mano a vivir otra jornada de batalla en mi cada dia mas menguado cuerpo secretarial jaja
Saludos a todos
Carlos Valiña. Juzgado de Menores de Santander. 942-248111
Si necesitas ayuda llámame.
metodoprofesional@gmail.com
JJ. Rousseau: UNA INJUSTICIA HECHA A UNO ES UNA AMENAZA HECHA A TODOS.
Rosa Luxemburgo: QUIEN NO SE MUEVE NO SIENTE SUS CADENAS