Publicado: Jue 16 Jun 2011 4:57 pm
CAMBIAR PARA QUE TODO CAMBIE
El “gatopardismo” es en ciencias políticas “cambiar todo para que nada cambie”. La paradoja, expuesta en la novela “El gatopardo“, de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, expresa la siguiente contradicción aparente:
“Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”.
“Después, todo será igual pese a que todo habrá cambiado”.
“…una de esas batallas que se libran para que todo siga como está”.
Pues bien, el gatopardismo no es ajeno a los procesos de transformación institucional.
No me refiero a quienes abiertamente rechazan los cambios. Tampoco a las personas que muestran su acuerdo (¡¡aparente!!) con las reformas, pero que nunca ven que sea el momento adecuado para implementarlas. Son las que siempre consideran que es preferible no precipitarse, y que es mejor esperar, asegurarse, madurar más, o hacerlo todo con más pauta y tranquilidad. Todo ello, obviamente, con la verdadera intención de conseguir que las reformas y los cambios nunca lleguen.
El caso es otro. Es el de las personas que ven necesario el cambio, pero que se conforman con que se produzca de modo controlado y lo ven compatible con que, al cabo, las cosas sigan igual. Que nada cambie sustancialmente y que la organización (en este caso la judicial), bajo una u otra apariencia (Juzgados; Servicios Comunes), siga respondiendo al mismo marco de relaciones y a la misma forma de siempre de hacer las cosas.
Lo que ocurre es que los meros cambios formales no nos valen. La modernización judicial que estamos impulsando entre todos pretende que el servicio público judicial mejore sustancialmente y dé el salto cualitativo que la ciudadanía demanda con fuerza. Y para lograrlo, la organización judicial tiene que cambiar “de verdad”.
Para conseguir esto no basta con decirlo. Hay además que proporcionar a los actores las herramientas, instrumentos y las metodologías necesarios para que puedan alcanzarlo de manera ordenada y de acuerdo con las mejores prácticas.
Y esto es lo que estamos haciendo. Dentro de la estrategia de despliegue de la oficina judicial son varios los Proyectos que persiguen este objetivo. Uno de ellos es el establecimiento de Protocolos Marco de Actuación. Es el documento, que propone el Secretario Coordinador Provincial y que aprueba el Secretario de Gobierno del territorio correspondiente, que establece normas que:
•Estandarizan tareas de gestión y procesales;
•Definen las comunicaciones y relaciones entre las distintas Unidades de la Oficina Judicial;
•Identifican responsabilidades de sus distintos integrantes;
•Fijan criterios de prelación de asuntos;
•Fijan directrices en materia de control de calidad.
En fin, el Protocolo de Actuación de las Oficinas Judiciales es el documento que fija pautas y criterios para orientar en la misma dirección la actuación de todas las personas que trabajan en los Servicios Comunes Procesales. Puedes acceder a los protocolos procesales de actuación de las ciudades con oficina judicial desde aquí.
El Protocolo contiene 6 documentos anexos, que hacen parte integral del mismo y constituyen las principales herramientas de homogeneización y unidad de criterio en la actuación dela Oficina Judicial.
Entre ellos destacan el Manual de Puestos y el Manual de Procedimientos de la Oficina Judicial, que serán objeto de tratamiento específico y análisis en este blog.
El Manual de Puestos define y delimita las funciones de los puestos de trabajo asociados a las diferentes unidades que componen su estructura organizativa. Es una guía práctica que facilita el proceso de adaptación a las nuevas funciones y atribuciones. Pretende ser un instrumento práctico para la administración del personal, a través del cual se delimitan y particularizan las funciones de los puestos de trabajo que conforman las relaciones de puestos de la NOJ, así como los requerimientos definidos para el desempeño de los mismos. En definitiva, una herramienta útil que hace posible la introducción de metodologías de trabajo y criterios de gestión homogéneos en todas las nuevas oficinas judiciales.
Por su parte, el Manual de Procedimientos describe las actividades y las tareas que deben seguirse en la prestación de servicios desde la Oficina Judicial. Identifica el Servicio Común propietario del procedimiento, y también las personas responsables de la supervisión y realización de las tareas que se desarrollan en el procedimiento.
Contiene información sobre instrucciones, formularios, normas u otros documentos de apoyo para un trabajo más fluido.
Otro de los Proyectos que coadyuva a este fin es el Proyecto de Optimización de Servicios Comunes Procesales, que también merecerá en su día atención específica, porque es uno de los más estratégicos de todos los que se han puesto en marcha. Su objetivo es marcar las pautas de la organización interna de las distintas secciones y equipos en que se organizan estos Servicios Comunes, apoyando a sus directores en la distribución eficaz del trabajo y definiendo los criterios de asignación de tareas. Para conseguir que de modo real y efectivo las oficinas judiciales abandonen las antiguas prácticas de trabajo y las vayan sustituyendo por las nuevas, más eficaces.
Porque este es el reto. Que entre todos consigamos cambiar todo para que todo cambie.
José de la Mata
El “gatopardismo” es en ciencias políticas “cambiar todo para que nada cambie”. La paradoja, expuesta en la novela “El gatopardo“, de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, expresa la siguiente contradicción aparente:
“Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”.
“Después, todo será igual pese a que todo habrá cambiado”.
“…una de esas batallas que se libran para que todo siga como está”.
Pues bien, el gatopardismo no es ajeno a los procesos de transformación institucional.
No me refiero a quienes abiertamente rechazan los cambios. Tampoco a las personas que muestran su acuerdo (¡¡aparente!!) con las reformas, pero que nunca ven que sea el momento adecuado para implementarlas. Son las que siempre consideran que es preferible no precipitarse, y que es mejor esperar, asegurarse, madurar más, o hacerlo todo con más pauta y tranquilidad. Todo ello, obviamente, con la verdadera intención de conseguir que las reformas y los cambios nunca lleguen.
El caso es otro. Es el de las personas que ven necesario el cambio, pero que se conforman con que se produzca de modo controlado y lo ven compatible con que, al cabo, las cosas sigan igual. Que nada cambie sustancialmente y que la organización (en este caso la judicial), bajo una u otra apariencia (Juzgados; Servicios Comunes), siga respondiendo al mismo marco de relaciones y a la misma forma de siempre de hacer las cosas.
Lo que ocurre es que los meros cambios formales no nos valen. La modernización judicial que estamos impulsando entre todos pretende que el servicio público judicial mejore sustancialmente y dé el salto cualitativo que la ciudadanía demanda con fuerza. Y para lograrlo, la organización judicial tiene que cambiar “de verdad”.
Para conseguir esto no basta con decirlo. Hay además que proporcionar a los actores las herramientas, instrumentos y las metodologías necesarios para que puedan alcanzarlo de manera ordenada y de acuerdo con las mejores prácticas.
Y esto es lo que estamos haciendo. Dentro de la estrategia de despliegue de la oficina judicial son varios los Proyectos que persiguen este objetivo. Uno de ellos es el establecimiento de Protocolos Marco de Actuación. Es el documento, que propone el Secretario Coordinador Provincial y que aprueba el Secretario de Gobierno del territorio correspondiente, que establece normas que:
•Estandarizan tareas de gestión y procesales;
•Definen las comunicaciones y relaciones entre las distintas Unidades de la Oficina Judicial;
•Identifican responsabilidades de sus distintos integrantes;
•Fijan criterios de prelación de asuntos;
•Fijan directrices en materia de control de calidad.
En fin, el Protocolo de Actuación de las Oficinas Judiciales es el documento que fija pautas y criterios para orientar en la misma dirección la actuación de todas las personas que trabajan en los Servicios Comunes Procesales. Puedes acceder a los protocolos procesales de actuación de las ciudades con oficina judicial desde aquí.
El Protocolo contiene 6 documentos anexos, que hacen parte integral del mismo y constituyen las principales herramientas de homogeneización y unidad de criterio en la actuación dela Oficina Judicial.
Entre ellos destacan el Manual de Puestos y el Manual de Procedimientos de la Oficina Judicial, que serán objeto de tratamiento específico y análisis en este blog.
El Manual de Puestos define y delimita las funciones de los puestos de trabajo asociados a las diferentes unidades que componen su estructura organizativa. Es una guía práctica que facilita el proceso de adaptación a las nuevas funciones y atribuciones. Pretende ser un instrumento práctico para la administración del personal, a través del cual se delimitan y particularizan las funciones de los puestos de trabajo que conforman las relaciones de puestos de la NOJ, así como los requerimientos definidos para el desempeño de los mismos. En definitiva, una herramienta útil que hace posible la introducción de metodologías de trabajo y criterios de gestión homogéneos en todas las nuevas oficinas judiciales.
Por su parte, el Manual de Procedimientos describe las actividades y las tareas que deben seguirse en la prestación de servicios desde la Oficina Judicial. Identifica el Servicio Común propietario del procedimiento, y también las personas responsables de la supervisión y realización de las tareas que se desarrollan en el procedimiento.
Contiene información sobre instrucciones, formularios, normas u otros documentos de apoyo para un trabajo más fluido.
Otro de los Proyectos que coadyuva a este fin es el Proyecto de Optimización de Servicios Comunes Procesales, que también merecerá en su día atención específica, porque es uno de los más estratégicos de todos los que se han puesto en marcha. Su objetivo es marcar las pautas de la organización interna de las distintas secciones y equipos en que se organizan estos Servicios Comunes, apoyando a sus directores en la distribución eficaz del trabajo y definiendo los criterios de asignación de tareas. Para conseguir que de modo real y efectivo las oficinas judiciales abandonen las antiguas prácticas de trabajo y las vayan sustituyendo por las nuevas, más eficaces.
Porque este es el reto. Que entre todos consigamos cambiar todo para que todo cambie.
José de la Mata