Me ha encantado la intervención de don Carlos: es usted siempre certero, incluso cuando tocaría enfadarse y perder, por consiguiente, el tino. La brisa marina del Sardinero, muy sotil brizna tendida entre el profundo mar y la agreste montaña, se ve que favorece el buen entendimiento en las cabezas pegadas a las narices que la aspiran, llevando a hilar pensamientos de gran valía. Mis más sinceras felicitaciones, oh, guardián de las esencias del otrora grande cuerpo de escribidores de los tribunales.
Planto aquí con dos ovarios, digo..., con la venia del tribunal, aprovechando que sólo mira, y muy de vez en cuando, nuestra prima la portera maquinal, matriz de temperamentales burocratismos contencioso-foriles, y guárdeme el secreto si es tan amable, una pintada en este nuestro digital muro medianero con una procaz, casi tórrida frase en la que se reconocerán a buen seguro muchos compis:
Las troletes somos el fruto de la ruina moral y de la desidia de los foreros que se tienen por "serios", como bien dice el sr. Valiña.
Las cosas siguen y seguirán donde están. Ora venga la vieja y buena PPSOE, ora los advenedizos de Ciudadanos, Podemos, Vox o el sursuncorda. Ser
lajjjjjjjjjjjjj es una desgracia, somos la onomatopeya que precede a esputar un buen gargajo en la administración justicia. No puede extrañar que nuestro sueldo sea una flema, y no tan grande como la que gastan todos los ministros del ramo con nosotros. Un día acabaremos incluso atragantándonos. Este "paro" (sic), que sí, que no, que sólo una pausa para desayunar en grupo y virginal fotito llena de moralina estatojurídica en vena para el féisbuc (la mejor droga: la buena conciencia), que sólo la puntita, ha sido muy cómico, admitámoslo, que no pasa nada ni nos bajarán el sueldo aún más por ello. Sólo se entiende como un singular homenaje al calendario. Como lo grotesco ritualizado.
Entramos en el mes de marzo haciendo el ridículo. El carnaval describe, con su desfile, una órbita completa y nos deja exactamente en el lugar donde estábamos antes de todo el sainete. El resto del año tendremos que seguir disfrazándonos de juristas, sin embargo; quizás, al portar la patricia toga, engañemos a algún incauto que no tenga mucho contacto con el mundo del Derecho, esto es, a esa legión de opinadores que hablan de oídas. El público por excelencia al que van dirigidas nuestras reivindicaciones gremiales proferidas de ordinario en el desierto.
Lo cierto es que huimos del conflicto con nuestros superiores jerárquicos como de la peste, no vaya a ser, Mari Puri, pero más aún huimos del Derecho mismo, que no adorna precisamente nuestras aureoladas cabezas, siamesas moribundas de otras más fuertes, mejor hechas, que serán las que se salvarán en la cirugía que ya se avizora.
En el foro de consultas ya he lanzado al aire una pregunta, al ver la pobreza de las cuestiones tratadas, siempre apremiadas por alguna necesidad celulosa inmediata del momento, cuando nos falla el vademecum, a modo de consultorio de la señorita Pepis en versión leguleya: ¿de verdad no sentís vergüenza cuando algún familiar o conocido, apoyado en vuestro aquilatado prestigio de acreedor de la deslumbrante y envidiadísima "placita en propiedá", os pregunta algo de civil o penal, u os plantea cualquier otro asunto jurídico (nunca procesal: eso no existe más que de puertas para dentro e instrumentalmente, os pongáis como os pongáis) y no sois capaces de responderlo?
En esta inocente pregunta, aunque pueda parecer que entraña una gruesa provocación, se encuentra en germen el problema principal que tenemos como cuerpo "superior" (:RotoDeRisa:): queremos sueldo de grupo A sin funciones de grupo A; paro, sea lo que fuere, pero sin hacer pupita de verdad; que nos respeten en el juzgado por ser unos meros secretarios del juez, como bien nos indican los legos, para rabia de muchos; y, ahora en este hilo, un foro con libre expresión pero libre de las expresiones que no nos halaguen y nos formen mariposillas en el estómago al mirar de vuelta nuestra imagen, bella efigie del buen hacer y la probidad incansable, del sañudo ejemplo público, en el espejo.
La naturaleza, no obstante, que tiene más empuje del que es capaz de generar cualquier terapia colectiva, acaba por emerger. Somos un café torrefacto de máquina con mucha leche desnatada casi hirviendo, descafeínado y con sacarina. Así no se puede gustar. Mucho menos ganar el concurso de
cafeses. Salimos a perder por un solo gol. Y nos meten una goleada en cada partido, como es natural.
Sólo resta, en suma, la befa cruel, sonora, dolorosa, el aguijonazo esperando que espabile algún lector con la guardia baja que haya tenido un mal día en el vil currele que con tanto desparpajo desempeñamos.
Pero, ea, quién soy yo, al fin y al cabo, una bisoñita recién salida de mi cascarón, para reprochar nada a honorables espadones bien consagrados, ataviados con el traje lleno de medallas de ignotas glorias pasadas; eso sí, de azul en invierno y de blanco en verano, como mandan los cánones, y siempre mandando firmes. Sigamos manteniendo limpia nuestra casa, pues, como buenos plumeros judiciales que somos. Por un foro libre de trols que no saben encajar en el discurso oficial. "Le voy a hacer la autocrítica, señorita
Soy nueva: ¡jiji!, como va la vaina, nena, que no sabe ustéc con quién se juega las habichuelas".
Comuníquese y archívese. Obedézcase y no se cumpla. Strike 3! ¡Eliminada!
Es justicia que otorgo mediante decreto que expido, con permiso (recte: a instancias) de mi señoría y señor natural, el 3 de marzo de dos mil diecinueve, a la vuelta del Carnaval, con el papo reseco y mareado recién puesto en almíbar. Suplico clemencia a la alguacil por su etílico contenido.
Un besi de fresi todo hecho de unos y ceros para todos los cuerpos y fuerzas de seguritat del hestao.