por Terminatrix » Mié 11 Sep 2013 4:52 pm
12 años del 11-S... El día en que comenzó el Siglo XXI.
Federico García Lorca, cuyo epistolario y Poeta recomiendo, visitó la ciudad en el año 29, y si no recuerdo mal, en pleno Crack. Ya entonces habló de una megalópolis deshumanizada, mecanizada y esclavizadora; un lugar en el que todo el mundo corría apresuradamente y nadie era capaz de detenerse a mirar las nubes, un lugar en el que la mitad de la gente ignoraba a la otra mitad: "Nadie puede darse idea de la soledad que siente allí un español y más todavía si éste es hombre del sur. Porque, si te caes, serás atropellado, y, si resbalas al agua, arrojarán sobre ti los papeles de las meriendas
Yo, solo y errante, agotado por el ritmo de inmensos letreros luminosos del Times Square, huía del inmenso ejército de ventanas donde ni una sola persona tiene tiempo de mirar una nube o dialogar con una de esas delicadas brisas que tercamente envía el mar sin recibir jamás una respuesta..."
El 11-S de 2001 la gente habló con desconocidos, miró a otros a los ojos, se dieron como no sabían que podían darse...
Todas las catástrofes tienen su luz y su negrura, ese día de las más honda oscuridad, surgió un rayito de luz. Y el corazón de la ciudad, adormecido por el cemento y los dólares, latió de nuevo.
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[b]12 años del 11-S... El día en que comenzó el Siglo XXI.[/b]
Federico García Lorca, cuyo epistolario y Poeta recomiendo, visitó la ciudad en el año 29, y si no recuerdo mal, en pleno Crack. Ya entonces habló de una megalópolis deshumanizada, mecanizada y esclavizadora; un lugar en el que todo el mundo corría apresuradamente y nadie era capaz de detenerse a mirar las nubes, un lugar en el que la mitad de la gente ignoraba a la otra mitad: "Nadie puede darse idea de la soledad que siente allí un español y más todavía si éste es hombre del sur. Porque, si te caes, serás atropellado, y, si resbalas al agua, arrojarán sobre ti los papeles de las meriendas
Yo, solo y errante, agotado por el ritmo de inmensos letreros luminosos del Times Square, huía del inmenso ejército de ventanas donde ni una sola persona tiene tiempo de mirar una nube o dialogar con una de esas delicadas brisas que tercamente envía el mar sin recibir jamás una respuesta..."
El 11-S de 2001 la gente habló con desconocidos, miró a otros a los ojos, se dieron como no sabían que podían darse...
Todas las catástrofes tienen su luz y su negrura, ese día de las más honda oscuridad, surgió un rayito de luz. Y el corazón de la ciudad, adormecido por el cemento y los dólares, latió de nuevo.